Mostrando mi DNI
Dentro, enseñé mi carné a la recepcionista y pagué con el dinero que había sacado. Me miró brevemente, pero no hizo ninguna pregunta. “Habitación 12”, me dijo, dándome la llave. “Gracias”, murmuré, la cogí y me encaminé por el oscuro pasillo. Brutus trotó a mi lado, olisqueando el aire, y sentí una pequeña oleada de alivio cuando abrí la puerta y entré en la pequeña y húmeda habitación.

Mostrando mi identificación
Intentando relajarme
En la habitación del motel, intenté relajarme, pero la televisión no dejaba de emitir programas sobre crímenes reales, historias que me resultaban demasiado cercanas y que no hacían más que empeorar mi ansiedad. “Esto no ayuda”, murmuré, y la apagué. Esperando que el agua caliente calmara mis nervios, decidí darme una ducha rápida. Dejé a Brutus acurrucado en la cama, con los ojos fijos en mí, mientras me dirigía al baño. “Sólo una ducha rápida”, le tranquilicé en voz baja.

Intentando relajarme