Miradas esperanzadas
Cuando el lobo vio la puerta cerrada, se volvió hacia Albert, con los ojos llenos de una esperanza casi humana, como si estuviera convencido de que él tenía la llave para abrirla. A Albert no se le escapaba lo absurdo del momento, pero no podía evitar el creciente sentimiento de responsabilidad. La confianza equivocada del lobo era como una súplica silenciosa, una llamada a la acción que no podía ignorar.

Miradas esperanzadas
Resolución ingeniosa
Ante la puerta cerrada y sin llave a la vista, Albert se negó a que su viaje terminara aquí. Sus ojos barrieron la zona hasta que se posaron en una gran roca cercana. Aunque le dolía el cuerpo de tanto esfuerzo, le recorrió una oleada de adrenalina. La determinación de continuar -impulsada por la inquebrantable determinación del lobo- pudo más que la fatiga y le impulsó a la acción.

Resolución ingeniosa